Cómo salir adelante en situaciones difíciles con nuestros hijos

Las emociones mueven los comportamientos de nuestros hijos y a veces les pedimos que se controlen, que no actúen de determinada manera o que no reaccionen, sin considerar lo que está sucediendo en su interior y la dificultad que están teniendo para lograrlo.

Las palabras no son suficientes para que los niños o adolescentes controlen su comportamiento, tampoco los castigos, amenazas, condiciones, premios y en ocasiones tampoco las consecuencias por muy lógicas que nos parezcan.

Lo que debemos considerar: 

  • Cuando los niños agreden lo que está atorado en su interior es una emoción llamada frustración que no ha tenido una salida adecuada y por eso surge como agresión. 
  • La frustración es una emoción primaria que todos sentimos cuando algo no va como esperamos. 
  • La primera salida para la frustración es que haya un cambio en la causa de la frustración, esto a veces es posible, pero a veces no, ya que no podemos controlar todo lo que sucede en nuestra vida. 
  • Causas de frustración (enfermedad, rechazo, muerte, no ser el mejor, no ser elegido, no ser amado, nacimiento de un hermano, separación) 
  • La segunda salida de la frustración son las lágrimas, cuando nuestro cerebro registra la impotencia de nuestros intentos por cambiar la realidad y no lograrlo. Las lágrimas logran sacar todas esas toxinas de nuestro cuerpo y permite al cerebro registrar que podemos resistir y salir adelante (resiliencia), sin embargo llorar a veces es un proceso que se encuentra atorado por muchas razones (cultura, no quiero ser vulnerable, no se vale, no se permite) 
  • La tercera salida es que el niño pueda integrar su impulso con las consecuencias de actuar de esa manera, y eso requiere de madurez y también de poder equilibrar estas dos fuerzas (le quiero pegar pero lo puedo lastimar o me voy a meter en problemas). Eso es lo que esperaríamos todos los papás que ocurriera, pero este razonamiento no es fácil para un niño atorado, un niño pequeño o cualquier persona que está dominada por su emoción (Aunque existe esta alternativa, después de templar, también hay que llorar para mantenernos en salud emocional). Templar es un proceso que puede darse a partir de los cinco años, no antes, considerando también que el desarrollo afectivo ha sido el adecuado y el niño encuentra espacios seguros para mover y expresar sus emociones.

Por lo tanto...

Pelearnos con las conductas de nuestros hijos solo va a generar más frustración y muy posiblemente más agresión convirtiéndose esto en un círculo vicioso que ni ayuda a nuestro hijo, deteriora la relación y el problema puede aumentar significativamente.

El Dr. Neufeld habla del Manejo de incidentes para guiar nuestro actuar cuando estas
situaciones se presenten y poderlas abordar en un futuro cercano; cuando nuestras
emociones sean menos intensas y las de nuestro hijo también. Si quiero intervenir
sancionando, dando consejo, etc. en el momento del incidente el cerebro del niño no
estará receptivo para esa intervención.

Manejo de incidentes:

1. Marca la infracción de manera sencilla (si es necesario).
2. Puentea el problema de conducta (El niño o adolescente debe percibir que la
relación puede resistir ese incidente, y sin sobreprotegerlo saber que se va a
resolver).
3. Trata de controlar la situación que se presenta buscando conservar tu integridad y
la de tu hijo (no trates de controlar al niño ni al adolescente, si están fuera de
control).
4. Sal del problema lo más pronto posible.
5. Planea retomar la situación cuando las emociones sean menos intensas y en un
momento en el que la relación está activa y en buenos términos.
Cuando se aborda la situación, se establece el límite necesario a partir de describir el
evento. También se puede ayudar al niño o adolescente a través de guiones que le ayuden
a huir de situaciones conflictiva cuando logre detectar que está a punto de reaccionar y
salir de la situación a tiempo.

Ejemplos:

  • Cuando estés a punto de contestarle a tu maestra pide permiso y ve al baño…
  • Cuando veas que estás enfureciéndote corre a otro lugar, eso será más fácil de
  • resolver que cuando ya pegaste…
  • Cuando algo no te guste de lo que te dé tu tía, me lo dices en bajito y lo
  • arreglamos.
  • Los guiones sirven para que el niño actúe como si fuera maduro aunque no lo sea y le
  • hacen ver que estamos de su lado, en lugar de pelearnos con lo que no está pudiendo
  • controlar.

Cuando sientas… haz…

A veces nuestros hijos se sienten vulnerables, no saben lo que les está pasando, tienen emociones que no saben qué hacer con ellas y los padres somos los responsables de ayudarlos a:

  • Buscar formas de expresión que no dañen. 
  • Relacionarse con sus emociones (sentirlas, a veces llorar). 
  • Nombrarlas 
  • Reflexionar (es el último proceso, no el primero).

En ocasiones será necesario promover erupciones de agresión controlada mientras el niño madura o si está atorado (pegarle a un cojín, gritar, patear una pelota, pintar, gritar, correr).

“Las únicas emociones que dañan son aquellas que no se expresan”
Juconi

Material adaptado del modelo del Dr. Neufeld.
Francisca Castillo Hernández
Facilitadora certificada
Imagen de Pixabay

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