Para tener una mejor vida hay que aprender a reír
La psicóloga e investigadora, Pilar Sordo, hizo una observación desconcertante: Asociamos la seriedad con la inteligencia y el humor con lo superficial; pone de ejemplo lo que pasa cuando en un restaurante se escucha una risa estruendosa, la mayoría de las personas tenderán a voltear con cierto desagrado, incluso pedirán silencio. Y surge la pregunta ¿por qué nos molesta la felicidad de los demás? Ella achaca esta percepción a la construcción cultural que desde hace años nos ha indicado que la intelectualidad requiere de formalidad, rigor, incluso severidad. Dejando de lado que las personas que acuden al bueno humor han encontrado la forma de salvaguardar su desarrollo mental y emocional, y han trabajado desde su autoconocimiento . Un estudio realizado en 2003 precisa que el sentido del humor mejora la calidad de vida aumentando el autoestima. Da la sensación de ser más competentes y mejora el control de la ansiedad facilitando las interacciones sociales. Foto: Roman Odintnov