Entendiendo la adolescencia.
Durante los últimos días, he permanecido en aislamiento
total y en cuarentena, como muchos de ustedes. Eso me ha llevado a buscar
información muy interesante respecto al nicho con el que más trabajo de forma
directa: los adolescentes. Una edad que muchos coaches de crianza, o psicólogos
no han querido abarcar, a diferencia de los toddlers, recién nacidos, niños en
las edades de “terrible two”, siendo estos últimos los que más atención de
coaches o psicólogos reciben. La información que he leído, discernido y
digerido me parece valiosa, y por tanto, utilizaré un espacio en el blog para
transmitirla, esperando les sea de mucha utilidad.
La adolescencia no es más que un momento de transición
entre la niñez y la vida de adulto joven. Sin embargo, en ella se vive una
etapa de autoconocimiento, en la que el adolescente forja su identidad y
pretende encontrar la libertad. Es común que el adolescente empiece a tener
diferencias con algunos miembros de su familia, pues al empezar a conocerse
mejor a sí mismo, empieza también a encontrar diferencias entre él y sus seres
de vínculo más directo.
Durante la adolescencia, se viven cambios emocionales
importantes, así como cambios de humor constantes. Esto se debe a las descargas
hormonales que predominan en su cuerpo durante estas edades. Es importante
resaltar aquí, y es algo que yo desconocía, que durante la adolescencia
incrementa notoriamente el uso de videojuegos, celular, internet y redes
sociales. Por tanto, los adolescentes dejan, en su mayoría, de salir al sol.
Las actividades “outdoors” son indispensables para ellos, pues es la luz solar
la responsable de generar melatonina, la hormona del sueño, en nuestro cuerpo.
Es decir, si una persona no recibe luz solar durante el día, sobretodo por las
mañanas, se complica la liberación de la melatonina, por lo que su regulación
de sueño se altera, por ende, el resto de secreción hormonal. Aunque mi vida es
el deporte, no necesariamente estoy promoviendo el deporte en este artículo, pues
estoy consciente de que no es afín al gusto de todo el mundo. Sin embargo, el
hecho de recibir contacto con la luz solar todos los días, preferentemente por
la mañana, es crucial para el sano desarrollo de un adolescente.
También será notable el incremento de apetito, pues el
cuerpo busca obtener más nutrientes en una etapa de rápido crecimiento físico.
Contrario a lo que se esperaría, la mayor cantidad de apetito también va
acompañada por una notable fatiga. Esta se puede deber a la falta de sueño mencionada
anteriormente, a cambios hormonales o a la energía que se emplea en adaptarse a
dicha edad.
El cerebro de un adolescente es bastante impulsivo, o
primitivo. Esto se debe a la falta de madurez que se adquiere a finales de
dicha etapa. Sin embargo, también se debe a la torpeza que puede haber en
desempeñar habilidades sociales, o tomas de decisiones, pues son, hoy en día,
habilidades que nos hemos olvidado de desarrollar en ellos en edades más
cortas. Es por eso importante educar a seres autónomos desde pequeños, sino,
todo el peso recae sobre ellos cuando se espera que tomen decisiones durante la
adolescencia. Recordemos que al manejar un coche por primera vez, seguramente
no lo hicimos del todo bien, fuimos torpes en nuestra coordinación ojo mano, o
en controlar distintas extremidades de nuestro cuerpo al mismo tiempo. Lo mismo
sucede con el adolescente al enfrentarse a un mundo enorme que quiere comerse a
cucharadas. Sepamos que los jóvenes de esta edad logran conclusiones similares
o iguales a las de los adultos; no los subestimemos. Por el contrario,
depositemos en ellos nuestra confianza y ayudemos a formar en ellos, criterios
y un pensamiento crítico.
Informarnos sobre esta etapa, tanto como padres como
docentes, es una responsabilidad compartida que nos enriquece y nutre. Espero
que la información compartida les haya servido.
Analaura Montenegro H.
Coordinación Deportiva
www.lomashill.com
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