¿Cómo detener la violencia entre los jóvenes?

La violencia entre niños y jóvenes se ha convertido en un problema de salud pública, se estima que diariamente mueren en todo el mundo 227 chicos a consecuencia de ésta, y muchos más son hospitalizados por lesiones. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), concluye que las malas habilidades sociales, el bajo rendimiento académico, la impulsividad, el absentismo escolar y la pobreza son factores que alimentan la violencia. Otras investigaciones coinciden en que cuando no somos capaces de regular la ira, caemos en círculos de agresión. 

 

Si pensamos en las causas, queda claro que es posible prevenir actos violentos, la OMS plantea una serie de aptitudes que deberíamos desarrollar desde la niñez, sin embargo, nunca es tarde para replantearnos cómo reaccionamos ante situaciones que nos provocan enojo.

 

Habilidades para la vida

 

Estas habilidades para la vida se pueden definir como aquellas que nos van a ayudar a ser más adaptativos y positivos, que van a permitirnos lidiar mejor con las demandas y desafíos de la vida cotidiana.

 

·      Autoconciencia. El poder identificar nuestro sentir, pensar y accionar. Inicia con una autoestima saludable dotada de confianza, pero también de la capacidad de evaluarnos a nosotros mismos, establecer metas. 

 

·      Autocontrol. Consiste en la gestión de los sentimientos, en la distinción de emociones para poder experimentarlas y expresarlas adecuadamente; el manejo adecuado de la ira y el estrés, controlar los impulsos, afrontar situaciones difíciles.

 

·      Consciencia social. Se trata de empatía, escucha activa, reconocimiento y apreciación de las diferencias individuales y grupales. 

 

·      Relaciones. Negociación, manejo del conflicto, resistencia a la presión social, trabajo en equipo, motivación. 

 

·      Toma de decisiones responsable. A partir del pensamiento crítico y evaluando las consecuencias. 

 

Como lo notaste, el planteamiento de estas “habilidades para la vida” son un conjunto de aptitudes cognitivas, emocionales, interpersonales y sociales que pueden ser adquiridas en cualquier momento de la vida.

 

Foto de cottonbro en Pexels

Rafael Bisquerra, Doctor en Ciencias de la Educación, asegura que en la primera infancia años de vida, los niños pueden gestionar sus propias emociones, el desafío está en que aprendan a que tienen derecho de estar enfadados, a sacar su rabia de alguna forma sin agredir a nadie. En esta pequeña habilidad interviene la aceptación de límites, el autocontrol, la autoconsciencia. 

 

Una forma de entrenar emocionalmente desde la infancia es verbalizar las emociones, explicar su significado y ponerlas en práctica. ¿Qué emociones potencian este aprendizaje? Amor, compasión, armonía, equilibrio, paz interior, gozo, felicidad, empatía, solidaridad. 

 

Hay algo más que podemos hacer, evitar la sobreprotección y no darles todo lo que piden en el momento en que lo piden. ¿Por qué? Porque un niño con baja tolerancia a la frustración, un alto nivel de impulsividad y sin límites será blanco fácil para caer en círculos de agresión. 

 

Volviendo a las habilidades para la vida y en sí, a la importancia de la educación emocional, hoy sabemos que muchos profesionistas encontrarán trabajo por sus habilidades técnico-profesionales, pero también, que muchos podrían perderlo por su falta de competencias emocionales. 

 

Entonces, así como le damos importancia a las destrezas académicas sensibilicémonos un poco a educar con inteligencia emocional, es claro que si formamos y nos convertimos en personas capaces de gestionar asertivamente nuestras emociones, lograremos crear ambientes con menos índices de violencia. 

 

Fuente: Preventing violence by developing life skills in children and adolescents. World Health Organization.

¿Qué puede hacer la educación para prevenir la violencia? Rafael Bisquerra. BBVA Aprendamos juntos. 

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