Sobreproteger es desproteger

 “La generación blandita son niños con una inflada noción de sí mismos, que al mismo tiempo son muy inseguros porque dependen de sus padres para todo”. 

Eva Millet, escritora.


¿Te has preguntado en dónde está el límite entre proteger y sobreproteger? La línea que divide estos conceptos la fijamos en cuanto empezamos a incapacitar a nuestros hijos, la regla es sencilla: ¿Estás haciendo cosas por tus hijos que pueden hacer ellos mismos? ¡Bienvenido a la sobreprotección! 


Seamos muy claros, nuestra misión es mantenerlos seguros y darles las herramientas que los despierten al mundo para que crezcan con autonomía; no evitarles sufrimientos, contradicciones ni frustraciones. 


Hiperpaternidad, la crianza que incapacita


Este estilo es más frecuente entre las clases medias altas, implica una hiperatención, hiperprotección y sobrepreocupación por los hijos, es una paternidad excesivamente intensa. 


Especialmente las mamás pueden sentirse no tan felices, pero no porque hayan dejado de trabajar o porque les gustaría hacer otras cosas; sino porque nunca se sienten lo suficientemente buenas.  


Estamos hablando de padres que van a hacer todo lo que esté en sus manos para que sus hijos no pasen por ninguna emoción que pueda desestabilizarlos y es tan problemático porque esos niños van a derrumbarse ante cualquier cosa. 


Hoy vemos adolescentes que son incapaces de alimentarse a sí mismos, niños que se vuelven socialmente incómodos porque no acatan reglas de respeto en espacios públicos, estudiantes que se vuelven blanco fácil del acoso porque carecen de habilidades de comunicación, jóvenes que viven con tanta presión que no desarrollan su potencial; todo porque crecieron en una burbuja con gratificaciones inmediatas sin obstáculos


Estos hiperpadres están llevando más allá el concepto del niño mimado, ahora le están inyectando ansiedad -en la que ellos viven- y presión que puede detonar en adolescentes más nerviosos e inseguros incluso en escenarios positivos. 


Foto de Jan ProRes para Pexels



¿Estás sobreprotegiendo?


Eva Millet, escritora especializada en educación y crianza, tiene un test para saber qué tan cercana estás de la sobreprotección, sin embargo estas 5 preguntas son las que puntúan más alto: 


  1. ¿Tenías un plan trazado para la vida de tus hijos antes de que nacieran? 
  2. ¿Le ayudas con las tareas, o se las haces, por costumbre?
  3. Con frecuencia, ¿hablas en plural cuando te refieres a ellos? Ejemplo: Nos hemos graduado, llegamos tarde, etc. 
  4. ¿Lo has disculpado diciendo: “Es que no tolera bien la frustración”?
  5. ¿Tienes diferencias frecuentemente con sus profesores o entrenadores?


Entre más síes, más hiperpaternidad hay. Sin embargo es posible revertir esa tendencia: 


  • Relájate, la educación es un proceso a largo plazo.
  • Confía en ti y en tu hijo, puede hacer más de lo que crees.
  • Educa en valentía, empatía, resiliencia
  • Deja que crezcan haciendo cosas por ellos mismos, empieza en pequeño: que lleven su propia mochila, si es pesada quita algunos libros para que entienda que puede, que es responsable y que es capaz.


Estudios recientes concluyeron que los niños con madres muy controladoras crían hijos con dificultades para gestionar sus emociones e impulsos, con el tiempo derivan en problemas emocionales y dificultades académicas.


Enséñales que existe la rabia, la tristeza, la impotencia, la incertidumbre, que también se pierde, que pueden fallar, equivocarse y ¡que no pasa nada!.


FUENTE: La sobreprotección crea niños con baja tolerancia a la frustración, Eva Millet. Aprendamos Juntos. Abril, 2018. 


Qué son los padres helicóptero y cómo pueden afectar al desarrollo emocional de sus hijos. BBC News Mundo. Junio, 2018.


A Cure for Hyper-Parenting. Pamela Druckerman. The New York Times. Octubre, 2014

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