Límites y consecuencias

En mi vida laboral y personal he escuchado a varias personas decir, “este niño necesita límites”, “un niño sin límites no es feliz”, “el niño pide a gritos que le pongan límites”. Tengo juntas con padres de familia, en las cuales el tema más recurrente es ¿qué hago con mi hijo?, ¿cómo le pongo límites?, ¿cómo controlo los berrinches?, y amigas con hijos adolescentes que me dicen “si le hubiera puesto límites de chiquito y no le hubiera dado todo, las cosas serían diferentes” y cuanto más lo escucho y lo vivo, me convenzo de que esto es una verdad absoluta y que hay mucho que hacer para ayudar a los padres de familia.
No culpo a nadie, nunca nos enseñaron a poner límites y a ver que todo lo que hacemos tiene una consecuencia, queremos que nuestros hijos vivan en una burbuja y que no les pase nada, y no nos damos cuenta que al final, vivir sin límites es como ser un caballo sin riendas. Un niño debe tener claro hasta dónde puede llegar, que es lo que se espera de él y aprender a trabajar con los límites que se le dan y esto es responsabilidad del adulto.

Mi compromiso en este artículo será compartirles una herramienta que yo he comunicado a los padres de familia y les ha sido de gran utilidad en las batallas que tienen día con día con sus hijos. Así que cuando vayas a poner un límite asegúrate que tenga las 4C’s, las cuales son:

  • Congruente: que tenga relación con la acción que la provocó. Probablemente no sea la situación que más le pese al niño (como lo sería quitarle el iPad o la tele) pero al tener relación con la conducta es mucho más fácil que el niño la integre y por lo tanto no la repita. Ej: Hora de comer y tu hijo no quiere comer, una sugerencia es, si no comes ahorita no te daré nada en la tarde. Seguramente le dolerá la pancita y te pedirá una galleta o algo, tu firme le recordarás que no quiso comer y que se tendrá que esperar hasta la cena, a lo mejor le puedes adelantar la cena un ratito, pero hay que dejarlo sentir la consecuencia, lo que si te quiero decir es que, no se va a morir de hambre, no le va a pasar nada y de allí obtendrás resultados muy benéficos.
  • Consistente: siempre que se presente la acción, se presente la MISMA consecuencia. Esto ayudará al niño a entender que pase lo que pase siempre recibirá la misma respuesta y por lo tanto evite realizar la acción que la desencadena. Ej: cuando no coma siempre hay que ponerle la misma consecuencia, no darle nada en la tarde.
  • Corta/Clara: seamos sinceros, a veces tendemos a exagerar un poco la consecuencia con el fin de que se escuche más fuerte y el niño reaccione. No obstante, aplicar una consecuencia muy larga, hace que se pierda el sentido de la misma y por lo tanto su eficacia. No le eches rollos a tu hijo, hazla clara. Ej: "Si no comes entonces te vas a sentir mal, vas a bajar de peso y no vas a crecer, es importante que te nutras para que crezcas...", ya a la mitad de esta letanía, tu hijo no te estará escuchando, por eso lo mejor es decirle las cosas de forma clara y corta.
  • Cumplible: Esta es la ley de oro, si no lo puedes cumplir, ni se te ocurra lanzarla. En ocasiones pensamos que si amenazamos al niño con una situación grave, entenderá y entrará en razón. No obstante cuando decimos cosas que no cumplimos, les enseñamos un patrón a los niños de: “lo que dice nunca pasa” y por lo tanto la autoridad y credibilidad que tenemos frente a ellos se va haciendo cada vez más débil. Ej: "Si no comes entonces no vamos a ir a ver a tu abuelita...", y que tal que tú te mueres de ganas de ir a casa de tu mamá y platicar con ella o simplemente pasar un buen rato en otro lado, no la lances si no la vas a cumplir, porque si al final lo llevas a casa de la abuelita, nunca te va a creer.

Espero te sirva esta herramienta y ánimo.
Los límites son amor y bien empleados ayudan a la relación del niño con su entorno.
Mónica Cervantes Desouches
Dirección Campus Santa Fe
www.lomashill.com

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