Los Caballeros


Había una vez unos niños en una escuela cerca del bosque, se llamaban Nicolás, Daniel y Santiago. Esos niños eran grandes amigos. De grandes querían ser caballeros de un castillo muy lejano.

Un día llegó un maestro del castillo a esa escuela, ya que buscaba nuevos caballeros para servir al Rey. Invitó a los niños a ser parte de esa escuela de caballeros.

Al llegar al lugar, Nicolás, Daniel y Santiago tuvieron que aprender una primera lección. Tenían que conseguir una espada. Pero no era una espada cualquiera, tenía que tener su mejor sentimiento o algo bueno de ellos.

Nicolás encontró una espada con el poder del amor, Daniel encontró una espada con el poder de la gratitud y Santiago encontró una espada con el poder de la valentía.

La lección número dos era conocer a su oponente. Tenían que saber cómo derrotar al enorme Minotauro que atacaba al reino.

El maestro les comentó que el Minotauro era un ser poderoso que nadie había podido derrotar.

A Santiago se le ocurrió hacer un plan, y el plan era ir al bosque a enfrentar al Minotauro.

Al llegar al bosque empezó a oscurecer y no veían nada. En la noche al estar dormidos escucharon unos ruidos. Santiago despertó a Nicolás y Nicolás a Daniel, los tres empezaron a prepararse para atacar.

Salieron unos ojos brillosos entre los árboles, y era él, el Minotauro que furioso se lanzó hacia los tres niños.

Al ver que el Minotauro se acercaba a ellos, Santiago le preguntó que por qué estaba tan enojado y por qué atacaba al reino.

El Minotauro le contestó que no podía ver a la gente feliz, que no le gustaba que la gente compartiera cosas, ni tampoco le gustaba que la gente tuviera amigos.

Nicolás le dijo que no podía atacar al reino por esas razones, que por favor los dejara en paz.

El Minotauro dijo que no le importaba lo que él decía, él seguiría atacando al reino.

Daniel sacó su espada para poder atacarlo, pero el Minotauro lo tomó de la mano y lo encerró en una jaula gigante. Volteó a ver a sus amigos y también los encerró.

El Minotauro se fue a su cueva para descansar, había sido una noche muy difícil.

Mientras el Minotauro dormía, Santiago le dijo a sus amigos que debía de haber un forma de ganarle. Que no siempre atacando era la mejor forma. Tenían que ser muy inteligentes para poder derrotarlo.

Decidieron descansar hasta al amanecer, y así poder pensar qué hacer.

Al día siguiente, Santiago les comentó que había soñado con el maestro. El maestro le decía en el sueño que el poder estaba en el corazón de cada uno de ellos, y no que no era necesario pelear para ganar o derrotar.

Los tres pensaron y cerraron los ojos para ver qué había en su corazón.

Nicolás dijo que en su corazón estaban todos sus seres queridos, y estaba todo lleno de amor. Daniel comentó que en su corazón estaban todas las emociones hacia las personas que le habían dado algo o compartido algo. Y Santiago dijo que en su corazón estaba toda la fuerza que tenía para enfrentar sus miedos.

Al terminar de compartir lo que vieron y sintieron, Santiago pensó, “eso es lo que me trató de decir el maestro”. Santiago se dio cuenta que el poder para derrotar al Minotauro estaba en cada una de las espadas y tenían que usarlas, pero Santiago no entendía cómo usarlas sin pelear.

Los tres pensaron un rato y a Santiago se le ocurrió que a lo mejor dándole al Minotauro cada una de las espadas así es como lo podían derrotar. Aunque parecía extraño dar las espadas al enemigo ésa sería la solución.

Al despertar el Minotauro salió corriendo hacia ellos con la intención de comerlos. Santiago lo detuvo y le dijo que necesitaba darle tres regalos.

El Minotauro nunca había recibido regalos, por lo que se quedó sorprendido, y aceptó.

Primero Nicolás le dio la espada del amor, el Minotauro se sintió muy bien. Su enojo cambió a un sentimiento de amor. Nicolás le explicó que eso que sentía era amor, que es muy bonito querer a alguien que te cuida, que te proteja y que también te quiere.

Después Daniel le dio la espada de la gratitud, el Minotauro se sintió con muchas ganas de dar gracias, no entendía lo que pasaba y Daniel le explicó que eso era gratitud.

Al final, Santiago le dio la espada de la valentía. El Minotauro empezó a no sentir miedo ya y no sabía qué hacer. Santiago le explicó que el enfrentar sus miedos lo hacían muy valiente.

El Minotauro sintió gratitud hacia ellos y les dijo que quería ser su amigo. Les pidió perdón y entendió que no era malo querer a los demás, dar gracias por lo que te dan y que se podía sentir bien al enfrentar sus miedos.

Nicolás, Daniel y Santiago lo invitaron al reino, ahí conoció al maestro. El maestro estaba orgulloso de sus tres caballeros ,ya que todos habían querido derrotar al Minotauro con alguna pelea sin saber que con el amor, la gratitud y la valentía se podía vencer a alguien que se creía que era un enemigo.

Cuento escrito por Santiago Gutiérrez
www.lomashill.com
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