La paradoja del espacio y el tiempo de calidad.
Las
leyes supremas del universo dicen que el espacio y el tiempo son relativos. En
esencia, una mamá es mamá en la casa, un espacio y tiempo definido; y deja de
serlo -más no de sentirlo- en el trabajo, también por un tiempo y espacio
acotado. Así los hijos son amigos, niños y estudiantes en las escuelas y
regresan a sus casas a ser hijos. Hemos construido socialmente estructuras que
permiten darle su tiempo a cada cosa respetando el espacio de cada persona.
Estas estructuras bien aprovechadas promueven relaciones sociales sanas que en
su esplendor nos enseñan la naturaleza del ser humano. Así nos relacionamos con
los nuestros en armonía y relativa paz.
Sin
embargo las medidas sanitarias que el Covid-19 ha traído a nuestras vidas nos
hacen vulnerables. Abruptamente hemos sido testigos de una invasión a nuestro
tiempo y nuestro espacio sin precedentes. De pronto las mamás y papás debemos
malabarear la vida al atender las necesidades de la casa, las tareas escolares
disparadas en línea por las escuelas, el trabajo de la oficina y encontrar
entre este ajuste un pequeño espacio para seguir siendo pareja. El poner todas
nuestras identidades en un único espacio y tiempo puede generar conflictos dignos
de las guerras más épicas de Narnia. Sin embargo, es justo meditar acerca de
por qué hemos llegado hasta aquí; o más bien ¿para qué?
¿Realmente
usamos ese anhelado tiempo para construir espacios de calidad con los
nuestros?, ¿Nos damos esos 5 minutos con nuestra pareja para escucharnos y
seguir planeando con el mismo entusiasmo y ambición con la que planeamos aquél
primer viaje juntos?, ¿Aún somos capaces de darle nuestros brazos y oídos a
nuestros hijos antes de un iPad para entender sus necesidades de fondo cuando
el cansancio nos empuja a renunciar a estas responsabilidades?...
La
vida es sabia y siempre encuentra modos de mandarnos señales fuertes que creo
es pertinente escuchar; por esto y las reflexiones vertidas en estas líneas les
dejo las siguientes recomendaciones hechas por la psicóloga infantil Gloria
Mercedes Isaza para que ustedes mismos puedan establecer estrategias para
construir un espacio de calidad en estos tiempos tan difíciles. Me despido,
pero no sin antes enfatizar el regalo que todo esto representa.
Aquí las estrategias que la
psicóloga recomienda:
Aprovechar las mañanas: Dedicarles unos pocos minutos al despertar,
para decirles algunas palabras amorosas antes de iniciar la carrera del día.
Hacer sus propios cuentos: Narrarles historias de eventos de su
vida cuando eran más pequeños, contándoles recuerdos y experiencias divertidas
de los años vividos. Podemos hacerlo mirando fotos. A los hijos les encanta
conocer detalles de su propia historia: cómo nacieron, cómo aprendieron a
caminar y correr, cómo ayudaban; lo valientes, amables y amorosos que han sido
desde pequeños.
Compartir historias con ellos: Contarles anécdotas de la familia,
los tíos y los abuelos. Además de divertirse, conocen de dónde vienen, cómo
eran sus padres de pequeños y cómo era el mundo hace algunos años.
Volverlos un personaje: Inventarles historias cuyos personajes sean
como ellos, resaltando sus características al enfrentar diferentes situaciones
y mostrando lo orgullosos que se sienten sus padres. Los niños, además de
disfrutar de estos cuentos, desarrollan la fantasía, la creatividad y la
posibilidad de encontrar nuevas opciones a las situaciones de la vida.
Inventar historias en conjunto: empezar una narración y el
siguiente miembro de la familia la continúa, seguir así sucesivamente para que
la historia vaya dando giros alocados y sea un trabajo en equipo.
Salir de la casa (cuando el COVID-19 nos lo permita): Jugar con
ellos en espacios al aire libre, teniendo en cuenta los gustos de cada uno y
sus habilidades físicas. Podemos montar en bicicleta, patinar, correr, jugar
fútbol, practicar algún deporte, caminar con el perro o subir a la montaña.
Al ir en el coche
(cuando el COVID-19 nos deje): ver el paisaje, platicar sobre lo que
vemos; si ya saben las letras, buscar letras diversas en los anuncios, en las
placas, jugar “Veo veo”, cantar; formar palabras con las letras de las placas
del coche de enfrente (un grado de dificultad para más grandes es inventar una
palabra que contenga todas las letras de la placa en ese mismo orden (puede ser
en español o inglés).
Jugar dominó: A los hijos les gustan los juegos de mesa. Hay
muchísimos y para todas las edades. Es una manera agradable de pasar un rato en
familia y enseñarles que no siempre se gana.
Estar en familia: Realizar rituales de unión familiar como comer
juntos, ver una película los sábados, organizar celebraciones especiales. Estas
actividades que se realizan con frecuencia, nos dan sentido de pertenencia,
construyen identidad y generan seguridad. Son memorias que construyen un lazo
fuerte de unión familiar y quedan grabadas en el cerebro. Está demostrado que
los niños que han vivido estos momentos de unión familiar desarrollan una
fortaleza, un coraje especial y la capacidad de resiliencia que les ayudará en
los momentos difíciles y de estrés cuando son adultos.
Resolverles sus dudas: Aprovechar las preguntas como oportunidades
para descubrir juntos el mundo, incentivar la curiosidad y el deseo de conocer,
no dándoles la respuesta a todo lo que ellos quieran saber. Cuando les decimos
“no sé”, les mostramos que nosotros no lo sabemos todo ni somos perfectos.
Podemos preguntarles “Tú ¿cómo crees que es?, ¿cómo se te ocurre que sucedió?”,
etc
Reírse: Incentivar el buen humor y la risa, contar historias
chistosas, bailar, brincar alocadamente, ver películas o leer libros divertidos
nos permite reírnos en familia. La risa no sólo baja la tensión en muchos
momentos, sino también ayuda a subir el estado de ánimo. Además, nos enseña a
reírnos, sin burla, de lo que nos sucede y de nosotros mismos, y a ser
tolerantes con ellos mismos y con los demás.
En casa: Cocinar juntos y disfrutar de estar en la casa, disfrutar
del ambiente familiar, apreciar la compañía de sus padres y hermanos. Es
importante promover estos momentos que nos enseñan a valorar quiénes somos y a
agradecer por la familia y la vida que tenemos.
Espero que estas estrategias nos
ayuden a reflexionar y aprovechar el tiempo y espacio que tenemos en estos días
en casa.
Marisa Ramos Moreno
Maestra de preescolar
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