Carga mental: cómo identificarla y redistribuirla sin culpa

Octubre nos recuerda el Día Mundial de la Salud Mental y abre una conversación necesaria: muchas mamás llevan, además de su trabajo profesional, una segunda jornada que llega a pasar inadvertida para muchos. No se trata solo de tener infinidad de tareas, sino de sostener el hilo conductor que hace que todo funcione: recordar vacunas y festivales, prever uniformes y traslados, decidir menús y presupuestos, coordinar horarios y verificar que cada pieza encaje. 


¿Importa ponerle nombre? 


Sí, porque hacer visible lo invisible permite cambiarlo. La evidencia muestra que una carga cognitiva desigual se asocia con más estrés, síntomas depresivos, burnout y fricción en la vida en pareja. 


No es un tema de organizarse mejor”, sino de repartir de forma más justa el trabajo mental para que la familia funcione sin que una sola cabeza esté encendida todo el tiempo. 


En nuestro contexto, muchas familias cuentan con apoyo doméstico remunerado; aun así, la carga mental no desaparece. Delegar la ejecución reduce tiempo físico, pero el trabajo directivo —definir estándares, planear, decidir prioridades, coordinar horarios, supervisar y resolver imprevistos— suele recaer en la misma cabeza. A ese trabajo, la sociología lo llama labor cognitiva y muestra que, incluso cuando parte de las tareas se tercerizan, las fases de anticipar, decidir y monitorear tienden a concentrarse en las madres; cuando se desbalancean, se asocian con más estrés, agotamiento y malestar emocional. 


En paralelo, los datos nacionales confirman que el trabajo de cuidados no remunerado sigue recayendo mayoritariamente en mujeres, lo que explica por qué muchas se sienten al límite pese a contar con ayuda.


Foto de Mental Health America para Pexels



¿Qué hacer sin sumar más pendientes? 


Empieza por vaciar la mente con este método: Escribe todo lo que anticipas, decides, monitoreas y ejecutas en la vida hogar–escuela. Luego, agrupa por frecuencia (semanal, mensual) y prioriza por impacto (alto, medio, bajo) para detectar de un vistazo dónde se te va más energía. 


El siguiente paso es asignar responsables: Cada tarea debe tener a un responsable del ciclo completo —no solo de hacer, también de planear y dar seguimiento—, o bien dividir en duplas (quién decide y quién ejecuta) con reglas explícitas. 


Para sostenerlo, automatiza: Crea un calendario familiar con colores, listas maestras reutilizables y recordatorios compartidos. Una revisión de 15 minutos cada domingo mantiene la semana en orden sin conversaciones interminables. 


Este enfoque, sencillo y realista, reduce recordatorios de último momento y libera espacio mental para lo que sí importa. 



Finalmente, escucha tus señales. Si el ánimo bajó, la ansiedad o el insomnio persisten y afectan tu día a día, es momento de pedir ayuda profesional. Este mes es una gran ocasión para informarte y acercarte a rutas confiables.


FUENTE: The Cognitive Dimension of Household Labor. Allison Daminger. American Sociological Review. Julio, 2019.

Cognitive household labor: gender disparities and consequences for maternal mental health and wellbeing. Elizabeth Aviv. Yael Waizman, Elizabeth Kim, Jasmine Liu, Eve Rodsky, Darby Saxbe. National Library of Medicine. Julio, 2024.

Cuenta satélite del trabajo no remunerado. INEGI. Noviembre, 2024.

10 October is World Mental Health Day. ONU. 

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